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· Entrevista a La Antropóloga  soledad González ·

No solo nos nutrimos de alimentos, sino también de información. Así como está bueno nutrirse de alimentación variada, está buenísimo nutrirse de variada información. Charlamos con Sole Gonzalez, antropóloga, especializada en hábitos alimenticios y nutrición evolutiva. Que lo disfruten!

¿Qué hace una antropóloga en el campo de la nutrición?
¡Hay tantas posibilidades!… En mi caso, trabajo con reeducación alimentaria desde la nutrición natural y evolutiva, y con una perspectiva que integra las dimensiones subjetiva, cultural y biológica de la alimentación.  El acto de comer reviste tanta complejidad porque es, a la vez, una necesidad biológica y un hecho cultural. Como especie (homo sapiens sapiens), nuestro cuerpo tiene necesidades nutricionales específicas, y cuando por diferentes motivos no las atendemos, vemos disminuida nuestra calidad de vida o enfermamos.  Al mismo tiempo, esta necesidad está atravesada por nuestra biografía, cultura, economía, creencias, y más… Por eso, cualquier intento de cambiar la alimentación que sólo contemple el aspecto nutricional, probablemente fracasará. De lo que se trata es de construir una nueva forma de vincularnos con el alimento, algo tan simple y tan complejo como crear nuevos hábitos de vida.

Según la antropología, ¿qué deberíamos comer?
Deberíamos consumir principalmente alimentos naturales, con el mínimo procesamiento posible, orgánicos, sin agrotóxicos ni modificados genéticamente, locales y de estación. Una buena forma de reconocer si un alimento es natural es ver si la etiqueta tiene un listado inentendible de ingredientes.

¿Qué crees que es lo que más nos daña? 
Los alimentos ultra procesados (los empaquetados) y sus aditivos: colorantes, conservantes, emulsionantes, el azúcar, las grasas trans, la soja, las harinas, las gaseosas, el alcohol. Hay una frase muy linda que dice: “no coma nada que su bisabuela no hubiera reconocido como comida”. 

¿Cuál es el primer consejo que das?
Primero, hay que aprender a escuchar a nuestro cuerpo y reconocer nuestras necesidades. Nos enseñaron a delegar nuestra salud y a que otras personas nos digan qué necesitamos. El trabajo con un profesional debe ser colaborativo. Aquí la clave es volvernos protagonistas. Segundo, comer natural y variado. Esto último es fundamental porque la mayoría de los alimentos, aunque tienen diferentes envoltorios, están hechos en base a trigo, soja, azúcar, maíz. Con una alimentación variada garantizamos al cuerpo suficiencia nutricional.

¿Qué es lo que realmente necesitamos para nutrirnos? 
En primer lugar, no sólo nos nutrimos de los alimentos. Necesitamos oxígeno y agua, sol, sentir el suelo bajo nuestros pies, movimiento, descanso a demanda, tranquilidad, afecto. La posibilidad de digerir y asimilar nutrientes va a estar condicionada por la presencia o ausencia de estos otros elementos básicos. La salud se construye con todos nuestros hábitos de vida en su conjunto. Hay un libro muy hermoso, Ikigai, que relata los factores que tienen en común las poblaciones más longevas del mundo. Se los recomiendo, y les aseguro que les va a sorprender.

¿Por qué la mayoría de las personas comen tan mal?
Porque hemos delegado la responsabilidad de nutrirnos en otras personas, y peor aún, en la industria alimentaria y farmacéutica. Hay que recuperar el espacio de la cocina y compartir equitativamente todos los seres esa tarea sagrada que es conseguir, preparar y consumir los alimentos.

¿Por qué cuesta acceder a una alimentación de calidad?
Hay dos niveles. El primero es un nivel micro, donde tenemos que reaprender a elegir y preparar los alimentos; se trata de un proceso y lógicamente requiere de paciencia. Y en un segundo nivel, macro, son necesarias políticas públicas e iniciativas que acompañen, fomenten, eduquen y apuesten a construir otra cultura alimentaria.  

¿Desde la antropología, cuál sería la alimentación perfecta?
Una alimentación principalmente vegetal, con un importante porcentaje de alimentos crudos que incluya, en diferentes proporciones según la población y la región, vegetales, hortalizas, tubérculos, frutas, semillas, insectos,  carnes y huevos. (Nota de Bio: somos vegetarianos por elección y convicción, y como apostamos a una alimentación orgánica, recomendamos consumir vegetales y frutas locales y de estación).

¿Cómo ir cambiando hábitos?
Lo principal es tener la intención. Comprometerse, asesorarse y adquirir herramientas para ir facilitando este proceso. Actualmente, además de los asesoramientos individuales, estoy coordinando grupos de apoyo donde vamos aprendiendo desde recetas, cómo planificar un menú semanal, hasta la combinación de alimentos con la relajación. La alimentación es un acto social y poder compartir este proceso con otras personas suele ser muy positivo.  

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